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Sunday, July 13, 2014

Santa Caterina de Siena, Convento del Monjas Dominicanas, ahora Iglesia Presbiteriana.

En junio, visitamos a Iglesia de Santo Domingo, en la Plaza de Santo Domingo, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Lo que ahora es la Iglesia de Santo Domingo, es el último residuo de lo que era el centro de toda la actividad pastoral de los Dominicos, durante tiempos de la Nueva España. Después de las leyes de la Reforma, quedaron exclaustrados prácticamente todos los conventos y monasterios, que incluían también el Convento de las Monjas Dominicas de Santa Catarina de Siena.

Fue a principios del Siglo XVII, que vinieron  un grupo de Monjas Dominicas de Oaxaca, para establecer un convento. Ahora lo único de queda de este hermoso convento es la ex Iglesia de Santa Catarina de Siena, actualmente Iglesia Presbiteriana de México.

El lado de la Iglesia del Santa Caterina, construido de tezontle y cantera, sobre la calle de República de Argentina. 

La ubicación de esta Iglesia queda a una cuadra de la Plaza de Santo Domingo, en sentido hacia el oriente, sobre la calle de República de Venezuela, o sea, la continuación de la calle de Belisario Domínguez.. El lado oriente de la Plaza de Santo Domingo, lo ocupa un mole de edificio de estilo barroco, que una vez el la Aduana de la Ciudad de México, y actualmente ocupa la sede central de la Secretaria de Educación Publica. Si la entrada poniente de la Secretaria de Educación Pública abre sobre la Plaza de Santo Domingo, la salida oriente da a la calle de República de Argentina, donde se encuentra, al otro lado de la calle, la Iglesia de Santa Caterina.
La ex Iglesia de Santa Caterina de Siena ocupa una esquina de la calle República de Argentina su lado poniente, y la calle República de Venezuela, el lado por donde se encontraba el altar principal, así que la entrada del templo es únicamente por los dos portones laterales. El portón de la derecha es la que siempre he visto abierto, y por allí entramos.

Durante mi visita al templo, me recibió una persona muy amable, quien se identificó como Benjamín Gómez.  Benjamín me explicó que el es presbiteriano, y como tal, tal vez no fuera la persona más idónea para dar una explicación historia del periodo de cuando este templo fue católica, pero al contrario, me pareció muy bien documentado y respetuoso, en su relación de una religión diferente a la suya. Otra limitación que tienen los presbiterianos para relatar la historia católica de la Iglesia de Santa Caterina, es que hubo un periodo muy largo, entre que dejó de funcionar como Iglesia Católica y en que fue asignado a la secta presbiteriano.  


Todo comenzó a finales del Siglo XVI, cuando Sor Cristina de la Asunción y Sor Mariana de San Bernardo, religiosas dominicas oriundas de Oaxaca, solicitan al Virrey que se les construyan un Convento. El Santo Padre Gregorio autorizó su construcción con una bula papal, pero pasaron más de 20 años, hasta que se les puso la primera piedra, ya que por mucha bula que hubiera, no hubo bienhechor hasta después. Las primeras bienhechoras fueron las "Filipinas": asi fueron 3 hermans ricas y piados de sociedad de la Nueva España en las ultimas décadas del siglo XVI. Hacia 1629, la obra fue suspendida por la inundaciones de la Ciudad de México. Una vez reiniciada la obra, se comenzó a instalar la herrería del coro alto, de la Iglesia, que separaba las monjas enclaustradas del resto de la Iglesia, y a la vez, del mundo exterior.

Arriba se ve en el fondo, el coro alto y el coro bajo. El coro alto está "encerrado" tras un reja de fierro, donde "no existe soldadura, ni tornillería". Todo está ensamblado con medidas perfectas.

Durante casi dos siglos, las monjas se despertaban antes de las 6:00 de la mañana, para acudir al coro alto, para entonar el oficio divino, el canto de las horas, comenzando con la Prima. Luego, bajaban al coro bajo, para acudir a la Santa Misa. Después del desayuno, a las 9:00 de la mañana, regresaban al Coro Alto para rezar la Tercia. Después de comer y de dormir la siesta, regresaban al coro alto, para rezar la Nona. Luego regresaban a mediodía, para rezar la Sexta. A las siete de noche, se rezaban las Vísperas y Completas. Después de cenar antes de descansar, rezaban las Maitines y Laudes., y después se retiraban a sus celdas a dormir. Los sacerdotes hoy en día, que no viven en comunidad monástica, hacen las mismas oraciones, con la ayuda de su Breviario.

Entre oraciones y misas, la vida monacal de las monjas estaba dividida entre el estudio y el trabajo manual. Muchas monjas se dedicaban a los oficios de los sacerdotes, tales como bordar vestimentas para la liturgia, o hacer velas con cera de abejas. Otras monjas se dedicaban a la vida en la huerta, a la jardinería, o a la cocina. Muchas monjas hacen pasteles que venden al público, o galletas, y inclusive en los conventos de Puebla, hacen moles y rompope. ¿Qué hacían las monjas de Santa Caterina? Lo desconozco. Pero, si les puedo contar una leyenda, la leyenda mas famoso de la historia del convento, del "señor de reboso". O mejor, dedico mi siguiente capitulo del blog a esta leyenda.


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